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En la primera parte de esta nueva línea de publicaciones sobre asuntos bélicos de la Antigua Grecia hablamos sobre generalidades militares y tipos de yelmos en el período micénico temprano, recurriendo al texto “Warfare in Ancient Greece”, escrito por Tim Everson, historiador inglés especializado en asuntos bélicos de la Antigua Grecia. En esta segunda parte vamos a continuar la exploración de este tema, ahora abordando piezas de armadura corporal y escudos en el mismo período.
Armadura corporal
Aunque la evidencia de yelmos en esta época, como vimos anteriormente, es bastante abundante, para el caso de armadura corporal es mucho menor. La principal pieza que nos representa esta época es el fascinante descubrimiento en 1960 de una panoplia, es decir, un juego entero de armadura corporal, en Dendra, cerca de Argos, en la Grecia continental. Esta es una pieza muy compleja, por lo que debió haber tenido precedentes, aunque los desconocemos. Sabemos que en Medio Oriente los arqueros y guerreros en carros de guerra usaban armaduras hechas de escamas de bronce, pero parece que aquel tipo de armadura micénica, basada más bien en placas de bronce, fue un desarrollo propio de los griegos. Esta armadura probablemente se originó como un pectoral, el cual se convirtió en una coraza de dos partes, peto y espaldar, a la cual se le fueron agregando piezas adicionales hasta llegar al diseño maduro que vemos representado por el ejemplar de Dendra, datado al 1425 a.C., aproximadamente.
Esta panoplia consiste de una coraza de dos piezas, peto y espaldar; dos grandes protectores de hombros, con protectores de brazo superior y protectores triangulares de pecho añadidos y unidos a la pieza principal; un protector alto de cuello; finalmente, seis “fajas” anchas de bronce, tres al frente y tres atrás, que formaban una falda protectora. En la tumba también había un yelmo de colmillos de jabalí, así como otras piezas de las que hablaremos más adelante en este artículo, y dos espadas, de las que hablaremos en la siguiente publicación. El bronce de la panoplia mide 1mm de grosor aproximadamente, y las piezas poseen agujeros en sus bordes a intervalos de entre 2 y 5mm, utilizados para sujetar algún tipo de forro interno de material perecedero, para proteger al usuario de rozaduras con el metal, material que probablemente además se doblaría sobre los bordes del bronce. El protector de cuello, de los hombros y del pecho tienen sus bordes doblados, proveyendo mayor resistencia a las piezas. La coraza es bastante sencilla, sin decoraciones. El espaldar posee una protuberancia alrededor de la cintura trasera para que las fajas de bronce de atrás no recayeran sobre las nalgas. Hay agujeros adicionales en todas las piezas para unirlas mutuamente, lo cual probablemente se realizaba con correas de cuero. Esto permitía ajustar la armadura a diferentes tamaños y formas de guerrero, lo cual hacía posible el heredarle a alguien la armadura, así como saquearla de enemigos caídos en batalla, como nos narra Homero. El espaldar traslapa ligeramente al peto, y ambas piezas se ajustan mediante tres pequeñas argollas del lado izquierdo, a través de las cuales se colocaba un tipo de varilla de bronce, efectivamente creando una bisagra primitiva. Del lado derecho hay una única argolla, donde ambas piezas se sujetarían probablemente con otra correa de cuero. En general, es un sistema complejo de ensamblaje que no podía haber sido realizado por el guerrero en solitario, sino que habría sido necesaria la presencia y ayuda de un paje de armas.
En la parte superior del protector de hombro derecho hay una argolla adicional, la cual se conjetura que pudo haber sido utilizada para ajustar el tahalí de una espada. Ambos protectores de hombro estaban sujetos únicamente al peto, no al espaldar, proveyendo de mayor movilidad al guerrero. Ambas piezas se topan por detrás, pero no por delante, por lo cual se le adjuntan los pequeños triángulos que constituyen los protectores de pecho, los cuales se traslapaban si el guerrero posaba sus brazos relajados en sus flancos, y los cuales también protegían la axila si se levantase un brazo. Los protectores de brazo superior son menos comprendidos, puesto que debían ser ajustados con correas de cuero, pero en la práctica proveían mínima protección adicional, por la poca área que cubrían.

El protector de cuello es básicamente una banda ancha de bronce que se curva hacia atrás, donde ambos extremos se unen y eran soldados, efectivamente creando un cilindro. El borde superior estaba doblado hacia afuera, permitiendo mayor movilidad y comodidad, y el borde inferior estaba diseñado cuidadosamente para que recayera adecuadamente sobre la coraza, y los protectores de hombro se cortaban alrededor del protector de cuello para permitir este contacto entre las piezas.
Las “fajas” de bronce que constituían la falda protectora tienen forma ligeramente trapezoidal, con el borde inferior siendo ligeramente más largo que el superior, y cada faja se traslapa sobre la que está arriba suyo. Estas fajas tienen unos 16 o 17cm de profundidad en su curvatura, y varían en longitud, con la pieza superior frontal rondando los 64cm y la inferior frontal los 78cm. Hay una peculiaridad interesante en estas fajas, y es que, si bien las placas tienen agujeros para ajustar las piezas entre sí, como se dijo previamente para la panoplia, las fajas inferiores poseen agujeros para ajustar otras piezas debajo suyo. Esto ha llevado a los especialistas a conjeturar que estas fajas eran construidas en masa y de manera intercambiable, de diferentes tamaños, de manera que el usuario podía configurar su falda protectora a su gusto y necesidad. Esto también facilitaba el reemplazo de piezas en el campo de batalla, donde si, por ejemplo, la pieza intermedia era dañada, el guerrero podía mover la inferior a la postura intermedia, y esta nueva pieza intermedia ya estaría lista para ser ajustada a una nueva pieza inferior, una vez que ésta se consiguiera. Además, estas fajas también poseen tres pares de agujeros, en sus extremos y en el medio, y el peto posee agujeros correspondientes. Esto permitía ajustar las fajas entre sí, y éstas al peto, con más correas de cuero, pero de manera holgada, para incrementar el rango de movimiento de las piernas, particularmente importante si el guerrero debía inclinarse o subir escalones, por ejemplo.

La panoplia pesaba entre 15 y 20kg, y la mayor parte del peso recaía sobre los hombros, sin contar el peso del forro interno, del material que fuera. Una vez puesta la armadura, era imposible levantar el brazo recto más allá de la altura del hombro, pero sí era posible esgrimir lanzas, arrojar jabalinas o hasta operar arcos, aunque no hay evidencia de esto último en conjunto con una armadura de este tipo. Era posible estocar con una espada, pero no cortar con sus bordes, y luego veremos que efectivamente era de esta manera en la que se utilizaban las espadas. Con respecto al procedimiento para equiparse, la coraza se colocaría primero, habiendo previamente ajustado las fajas a ésta, posteriormente los protectores de hombros, con los protectores de pecho y de brazo superior ya añadidos, y finalmente el protector de cuello. Aunque compuesta por quince piezas individuales, la armadura entera se habría equipado ensamblando cuatro secciones independientes, facilitando el armarse rápidamente, si fuera necesario.
Grebas y protectores de antebrazo
La misma tumba en Dendra también contenía un único ejemplar de greba, la parte de la armadura que protege la pierna desde la rodilla hasta el pie. Esta pieza, de bronce también, mide 32.5cm de largo, 8cm de ancho y es delgada como un papel. Se conjetura que era parte de un par, aunque algunos especialistas creen que era posible que se utilizaran sólo grebas en la pierna izquierda, que es la que queda expuesta delante en la postura típica de batalla, donde el guerrero se perfila con su flanco izquierdo de frente, protegido por su escudo, y el flanco derecho detrás, desde donde esgrime una lanza o espada. Sin embargo, lo anterior asume que el guerrero que portaría una sola greba combatía a pie, puesto que, como se verá más adelante, los guerreros que combatían en carro de guerra no portaban escudo. Por lo tanto, si el guerrero combatía desde un carro de guerra, el perfilamiento previamente mencionado ya no tendría sentido, haciendo el par de grebas o bien necesario o bien innecesario, dependiendo de la posición dentro del carro de guerra y el diseño de éste, pero el uso de sólo una no tendría sentido. Esta pieza también tenía agujeros en su borde, por lo que se sostiene que probablemente iba sujetada a una greba, de mayores dimensiones, hecha de cuero, que proveía rigidez, mayor protección y comodidad que si se usara la pieza de bronce por sí sola.

Otra pieza de bronce, igualmente delgada, que se encontró en dicha tumba ha sido interpretada como un protector de antebrazo. Es similar a la greba, aunque mucho más corta, midiendo 20cm de largo, y también posee agujeros en su borde para ajustarla a una base de cuero. Al igual que con la greba, se teoriza que los guerreros podían utilizar únicamente una pieza, en lugar del par, aunque en este caso la pieza utilizada sería la derecha, la de la mano que esgrimía el arma y quedaba expuesta a la hora de asestar un golpe; sin embargo, esta conjetura no es definitiva.
Una tercera pieza de bronce, pero esta encontrada en una tumba de Micenas, fue catalogada como un protector de tobillo, pero Everson la identifica más bien como un protector de mano. Esta pieza mide 13.5cm de largo, también posee agujeros en su borde, y además tiene un tipo de perillas en su borde inferior, que se utilizaban para sujetar la pieza a la muñeca, según el autor. De esta manera, la pieza cubría el reverso de la mano, con dos extensiones, una para proteger el pulgar y otra para los demás dedos; este diseño permitía al usuario sujetar objetos, como las riendas de un carro de guerra.
Esta última pieza en particular, interpretada como protector de mano, sería entonces una que protegía la mano izquierda, lo cual ha hecho a los especialistas pensar que este guerrero no portaba un escudo, el cual tendría que haber sujetado en la misma mano. Esto ya que este protector de mano habría sido redundante, puesto que dicha mano ya estaría protegida por el escudo, y además probablemente le habría entorpecido la tarea de sujetar el escudo. Adicionalmente, el tamaño de los escudos utilizados en la época, como se verá a continuación, hacía su uso impráctico desde un carro de guerra, por lo que el guerrero que combatía en carro de guerra dependía de la armadura corporal para su protección, mientras que el de a pie dependía más bien de su escudo. Evidencia registral adicional en tablillas de la época parece apoyar la idea de que en esta época la armadura corporal y el escudo eran percibidos como alternativas, y nunca como dos piezas que un mismo guerrero utilizaría. Bajo el razonamiento anterior, este hipotético protector de mano, al proteger una mano izquierda, debía haber pertenecido a un guerrero que combatía desde un carro de guerra.
Escudos
Establecido lo anterior, si entonces los guerreros de élite, que combatían desde carros de guerra, dependían de armaduras corporales para su protección, el resto del ejército, que combatía a pie, dependía de sus escudos para protegerse del enemigo. Los escudos eran construidos de materiales perecederos, como veremos, por lo que no nos han sobrevivido restos de ellos, sino únicamente ilustraciones en frescos, armas y relieves, así como menciones escritas. A partir de estas fuentes podemos percibir muy claramente que existían dos tipos de escudo: el de figura de ocho, y el de torre. Ambos tipos están representados en la famosa “daga de cacería del león”, encontrada en una tumba de Micenas y datada al 1500 a.C. aproximadamente.

Escudo de figura de ocho
Este escudo está compuesto por dos grandes círculos unidos, con el inferior siendo ligeramente más grande que el superior, con una larga línea vertical, protuberante, que une ambas mitades. El escudo también era considerablemente convexo, además de alto, proveyendo muy buena protección al usuario de tobillo a cuello. Los patrones exteriores en estos escudos nos llevan a pensar que no sólo estaban construidos de cuero de vaca, sino que a este cuero se le dejaba el pelaje natural del animal. Se cree que dicho cuero era estirado y sujetado a un marco de madera y mimbre, con el borde del escudo siendo reforzado con otra pieza de cuero o a veces bronce. Algunas ilustraciones muestran aparentes costuras en el interior, pero otras muestran puntos, que han sido interpretados como remaches de bronce, en ambos casos utilizados para mantener el cuero tenso sobre el marco ya mencionado. No hay una explicación definitiva de la forma inusual del escudo, aunque se ha teorizado que se podía utilizar la “cintura” del mismo, la parte central más estrecha, para esgrimir lanzas o espadas a través de él, sin tener que mover el escudo al lado y exponer al usuario. Sin embargo, esto no explica por qué se tendría dicha “cintura” en ambos lados, puesto que la apertura sería necesaria únicamente del lado derecho, desde donde se esgrimiría el arma, y la del lado izquierdo más bien constituiría una vulnerabilidad; además, ninguna de las representaciones artísticas donde aparece este escudo muestra dicha utilización del mismo, sino que los guerreros usualmente esgrimen sus armas por encima del escudo.

Independientemente de la razón detrás de su forma, este tipo de escudo llegó a constituir un tipo de símbolo religioso o ritualista, además de un medio práctico de defensa. Los frescos en algunos palacios de la época demuestran esto, y también su uso decorativo en algunas piezas metálicas, ya sean bélicas o de joyería. En efecto, la representación más temprana de este tipo de escudo es en una gema datada al 1600 a.C. aproximadamente, y la más tardía en una vasija de Tirinto, hacia 1250 a.C. El consenso entre los especialistas es que este tipo de escudo fue un invento de la civilización minoica precedente y por algunos siglos contemporánea, de donde fue transportado a la Grecia continental a finales del siglo XVI a.C.
Escudo de torre
Este escudo es rectangular y también cubre de tobillo a cuello. Algunas representaciones muestran la parte superior del escudo de manera plana y recta, mientras otras muestran una pieza adicional curva, ofreciendo protección adicional (ambas versiones se pueden observar en la daga mencionada previamente). Un fresco en Thera nos muestra que estos escudos, al igual que los de figura de ocho, también estaban cubiertos con cuero y pelaje vacuno, y unas representaciones en gemas ilustran que también eran convexos, como medio cilindro, cubriendo al guerrero todo lo posible. Aunque probablemente era más fácil de construir, no aparece representado tan a menudo, y definitivamente no tenía el sentido religioso que el de figura de ocho. El fresco mencionado previamente es la representación más temprana que tenemos del escudo, y la más tardía es la misma vasija en donde aparece el de figura de ocho, también por última vez, datada al alrededor del 1250 a.C.
La característica inusual de ambos escudos es la manera en la que se empuñaban. El único método de asir o portar el escudo que nos atestiguan las ilustraciones es mediante una especie de tahalí, gracias al cual el guerrero podía portar el escudo en su espalda cuando no lo estuviera utilizando. Esto también permitía esgrimir la lanza con dos manos, si fuera necesario, como lo ilustra la “daga de cacería del león”. Sin embargo, no hay ilustraciones de una empuñadura central, para asir el escudo defensivamente en batalla, aunque es difícil imaginarse otra manera de maniobrarlo que mediante tal implemento.
En el próximo artículo sobre la presente temática abordaremos el asunto de las lanzas, espadas y armas arrojadizas de esta época.